Durante los siglos XIV y XV, se puso de moda en los torneos
de justas de toda la Cristiandad que los caballeros apareciesen habillados con
espectaculares cimeras, tal como se puede contemplar en las fabulosas
miniaturas del Livre des tournois de René de Anjou (1460-65). Esta moda afectó
también a los monarcas que aprovechaban sus apariciones estelares durante los
desfiles para lucir grandes cimeras que les identificaban. En el Armorial
ecuestre del Toisón de Oro de la Bibliothèque del Arsenal, aparecen los principales
reyes y condestables de Europa, casi todos ellos con cimera: el rey de Portugal
tiene una cimera en forma de cisne; el rey de Inglaterra aparece con una cimera
en forma de león, figura que aparece en su escudo; el rey de Francia presenta
una cimera con un ángel con tres flores de lis, figura que hace referencia a
los orígenes sobrenaturales del escudo de Francia; el rey de Castilla, lleva
como cimera un castillo con un león que sobresale de una de sus torres, figuras
que hacen referencia a los dos reinos...; y el rey de Aragón porta la cimera
del dragón alado, ¿hace referencia al dragón de San Jorge, quizá? No lo
sabemos. Sí se sabe con certeza que Jaime I nunca utilizó ningún tipo de
cimera. También se ha podido demostrar que el primer monarca en utilizar la
cimera del dragón alado fue Pedro IV, el Ceremonioso, a partir del cual los
reyes de Aragón, hasta Fernando el Católico, lo utilizaron como emblema. Así
pues, si la cimera no perteneció a Jaime I, ¿de dónde procede? José María
Quadrado, a finales del siglo XIX ya desveló el documento, firmado en 1407, por
el rey Martín I, el Humano, en virtud del cual concedía a los jurados del reino
de Mallorca su cimera para que fuese llevada por el portaestandarte durante la
fiesta de la Conquista. El documento del rey Martín I nos desvela el origen de
nuestra famosa cimera. En la actualidad el Ayuntamiento de Palma conserva una
copia, la original , como ya se ha dicho, se conserva en la Real Armería de
Madrid. El error de representar a Jaime I con la cimera del dragón se origina
en el siglo XVI, con la publicación del Aureum opus (1514), dónde aparecen los
reales privilegios otorgados a la ciudad y reino de Valencia, así como la
crónica de su conquista. Esta obra contiene un grabado en dónde se representan
las armas de Aragón y la figura ecuestre de Jaime I, ambas coronadas por el
dragón alado. Este grabado sin duda, ayudó a difundir la falsa imagen del
Conquistador. Este mal entendido, lejos de esclarecerse, se complicó todavía
más durante el siglo XVII, gracias a la publicación de la Historia de Valencia,
de Gaspar Escolano. Éste, a la narración del Llibre dels Fets, crónica del
propio Jaime I, añade una serie de fantasías que posteriormente se considerarán
hechos reales. Este autor atribuye a Jaime la adopción de la divisa del
"rat penat por haberse aparecido un murciélago [confunde el dragón alado
con un murciélago] de plata en el sitio que ocupaba la lanza de la señera
cristiana, que flotó por primera vez en el adarve de la torre del Temple".
Relato completamente falso, pero que se extendió como la pólvora hasta tal
punto que algunos escudos de nuestra antigua Universidad del Reino de Mallorca
-como por ejemplo los escudos de piedra que hay sobre los portales de la
fachada de Cort que son del siglo XVII-, fueron coronados por un murciélago, el
mismo que hoy extiende sus alas sobre el escudo de nuestro Ayuntamiento.
BARTOMEU BESTARD
Cronista Oficial de Palma Mallorca